Hola, mi nombre es Veronica Parra y tengo 42 años de edad. Vivo en Guadalajara, Jalisco, México.
Estoy casada y tengo tres pequeños varones, uno de 12, otro de 9 y uno de 7 años.
En noviembre de 2014 me diagnosticaron con cáncer de mama izquierda, y actualmente me encuentro en tratamiento y observación.
Mi primer pensamiento al recibir el diagnóstico fue que tal vez era un error, y cuando ya fue confirmado a través de más pruebas, no deseaba que nadie se enterara, pues no quería que la gente me tratara diferente, ni mucho menos llegar a lastimarla. Sin embargo, nunca tuve miedo, y tampoco lo tengo ahora.
Me sometí a seis quimioterapias que comenzaron en febrero de 2015 y terminaron en Julio del mismo año, además me radiaron 32 veces, y actualmente tomo una pastilla diaria de Taxus hasta mi alta.
Con la quimioterapia sentí mucho cansancio y debilidad. Se me cayó el cabello, y todo el tiempo estaba la sensación de olor a cobre. Nauseas, mareos, dolor de cuerpo, sensibilidad, irritabilidad, pero cuatro días después de la quimioterapia, empezaba a sentirme mejor.
Tuve muchos cambios físicos, pues te someten a mucho desgaste. Tu calidad de vida tiene que bajar el ritmo hasta un 30% durante el proceso, pero pasando todo esto, poco a poco te vas recuperando. Aprendes que a veces, aunque no te guste, tienes que depender de alguien más y que no es motivo de vergüenza el pedir ayuda. También aprendes a apreciar cada momento y tratas de vivir lo mejor posible.
Sin embargo, llegué a deprimirme por no poder hacer las cosas por mí misma y tener que depender de otras personas. Todo esto me causaba mucha tristeza, pues me daba pena el tener que pedir favores a otras personas.
Cuando había momentos difíciles solo podía pensar en que pronto todo esto quedara en el pasado, y que algún día solo estaría contando esta experiencia y que le pudiera servir a alguien mi testimonio. ¡Y ahora lo estoy haciendo!
Todo esto me ayudó para aprender a valorarme a mí misma, a tener fe, y sobre todo a confiar en Dios.
Mi esposo me acompañó en cada momento, en todos los sentidos: física, emocional y espiritualmente. Mis hijos son pequeños, pero fueron comprensivos y me ayudaron cuando yo no podía hacer las cosas por mí misma. Mi hermana, sin duda alguna, fue una guía y me ayudó para no permitir que me hicieran lo que ellos querían y exigir la mejor opción para mi cirugía y mi futuro. Además, en cuanto a calidad de vida, me dio muchos consejos para sobrellevar la situación, ya que ella anteriormente pasó por el mismo proceso.
Mi mamá y hermanas me apoyaban en casa y con los días que no podía hacer las cosas por mí misma.
Siempre estuve rodeada de médicos, enfermeras y asistentes que siempre me hablaron con la verdad y las cosas claras, de una manera muy amable y humana en todo momento.
Creo que mi espiritualidad influyó en este proceso dándome fortaleza, fe y certeza de que todo estaría bien y que tenía un aprendizaje en este proceso. Además, el apoyo incondicional de mi esposo, mi hermana y mi madre, me motivaron a seguir delante de una forma positiva.
Mis planes futuros son el recuperarme al 100% y volver a trabajar, entregarme a Dios y darle las gracias por todo lo que soy.
Si pasas por algo similar, no tengas miedo, y busca a Dios, Él nos da por alguna razón la enfermedad y nos da también lo necesario para seguir adelante, y si en algo puedo ayudarte con mucho gusto lo haré. Estoy segura que pronto estarás contando todo esto como algo que por fin pasó.
¡Muchas gracias por compartir un pedacito de ti con todos nosotros! Estaremos orando por ti y por tu familia, para que pronto puedan darte de alta y todo vuelva a la normalidad.
¡VERÓNICA TIENE CÁNCER Y SIGUE BRILLANDO!
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Nos leemos hasta el próximo miércoles,
BENDICIONES,
ALEJANDRA
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