FRAGMENTOS

20.6.15

Por más pacífica que sea una mujer, en algún momento cae en la cuenta de que pasa gran parte de su vida librando pequeñas batallas; que ese pensamiento de debilidad que tiene guardado en su mente, y que se lo creyó durante toda su vida, de un día para otro, no está, se esfumo. Que esos brazos pequeños y débiles han sostenido mas peso del que pudo alguna vez imaginar, y que esas piernas de las que un día tanto se quejo -por no estar torneadas como ella deseaba-, la mantuvieron de pie en días de obscuridad, y cuando sus piernas se doblaron y sus rodillas tocaron el suelo, cayo en la cuenta de que su corazón aun latía, que esa fuerza -que no provenía de ella- vibraba y recorría cada una de sus venas.