Día 0

2.10.13

Hoy entre a la sala de quimioterapias e infusiones. Me senté en el mismo sillón que me senté hace unas semanas, cuando conocí el lugar por primera vez, aquella vez que entre tomada de la mano de mi papa, con miedo de no saber que pasaría, con tristeza por estar lejos de mis seres queridos, con angustia porque me realizarían un aspirado de médula. Hoy me senté en ese mismo sillón, en el que me di cuenta que estaba siendo una llorona, por sentirme así por un aspirado de médula, cuando frente a mi estaba un niño de 6 años llorando porque su catéter se había tapado. Estaba justo en el mismo sillón, en el que me prometí que seria mas fuerte. Hoy estuve ahí, y a pesar de que llevaba un cubreboca, y que este tapaba mi sonrisa, creo que la felicidad se me notaba hasta en los ojos, con todo y ese color amarillo que tenemos todos los que estamos en esa área. Aun y con toda mi debilidad y mis mareos, me veía feliz, me sentía feliz. 
Me sentía con una nueva y refrescante infusión de esperanza, de sueños, de metas, de deseos y anhelos. Me sentía con tantas ganas de vivir y de luchar hasta el ultimo minuto por mi vida. Me sentí con esta fuerza poderosa de hacer todo lo que Dios me indique y me mande, porque durante estos dos años, eso me hizo feliz, y no creo que exista otra cosa en el mundo que me haga mas feliz, que recorrer el camino que Dios me marca.