Mi espejo

11.8.14

Durante estos tres años, una de las cosas más duras que tuve que enfrentar fue el espejo. El ver frente a mis ojos como esa Alejandra que creía conocer iba transformándose lenta y dolorosamente.. Cada cierto tiempo acumulaba en mi cuerpo una nueva marca. Una marca que voluntariamente yo no desee que estuviese ahí, pero ¿que puedo decir?, el cáncer muchas veces intento ser más fuerte que yo..
Esas marcas, en un principio fueron ocasionadas por dolorosas cirugías, en las que más de un par de veces me vi postrada en una camilla de hospital, tocando sondas debajo de mi cuerpo, sintiéndome poco a poco más dependiente de mis médicos, de los fármacos, de mi familia, y por supuesto de Dios.



Recuerdo que cada una de esas marcas fue curada por las tiernas manos de mi madre. Cada vez que mi mamá me abría la bata y se sentaba frente a mi con guantes de plástico y algodones, veía el dolor en sus ojos, cada vez que yo hacía un quejido, mi mamá sólo repetía "perdóname mi niña". Que difícil es recordar todo esto, tres años se dicen tan fácil, se pronuncian tan cortos, se ven tan lejanos.. pero luego, llego al espejo y me doy cuenta que esto no ha pasado tan rápido, que hay recuerdos que aún duelen, aunque la herida ya esté limpia y cerrada, debajo de esas marcas existe una historia, muchas veces de miedo e intriga, pero la mayoría de las veces una historia de aprendizaje.
Recuerdo que mi papá, cada vez que veía como iban mis marcas, sólo cerraba los ojos, como si dentro de su corazón guardara un inmenso dolor. Yo se que cualquiera de los dos, hubiera dado todo por ser ellos y no yo, pero poco a poco la vida te va enseñando que Dios no regala complacencias, que sus planes son mayores, altos, llenos de sabiduría y de un infinito amor. Sin embargo, aunque poco a poco fui entendiendo lo que Dios quería de mi, el espejo muchas veces fue cruel conmigo, quizás yo también lo fui conmigo misma. Pero no soy perfecta..


La primera vez que me mire al espejo -no con un objetivo de vanidad, sino de verdad- fue la primera vez que se me cayó el cabello. Mi mamá había terminado de raparme, cuando terminó, me miro a los ojos y me dijo que fuera como fuera yo me veía hermosa. No quise hacerme a un lado, pero yo sabía que lo que estaba a punto de ver, era algo muy distinto a lo que la gente llama "hermosa". Mi tía fue corriendo a la computadora a buscar maneras de ponerme la pañoleta, y yo intentaba sonreír, pero mi dolor era el más profundo al que me había enfrentado hasta la fecha. Fui al baño y cerré la puerta, me mire a los ojos.. y las lágrimas vinieron luego, yo ya no era yo. Mi vida estaba cambiando y yo no tenía control alguno de lo que estaba sucediendo. Pensé en mi -en ese entonces- novio, y sabía que no iba a gustarle, que no iba a gustarle a nadie y que estaba a punto de pasar de la "Alejandra la modelo" a la "Alejandra la del cáncer". Me costó noches enteras encerrada en mi cuarto, intentando comprender el porque de todo esto. Aún, algunas noches esa pregunta se viene a mi mente, y sinceramente, duele igual que ayer.

No bastó, con las incontables cirugías y las marcas que estas dejaban en mi pecho. También aparecieron las marcas que salen al subir y bajar de peso un montón de veces, las estrías. Y no, no fueron porque yo lo haya permitido, desearía con todo mi corazón que hubiera existido algo para evitarlo. La cortisona me atormento durante estos tres años, mis pulmones a veces no quieren funcionar y es lo único que funciona. La vez que las marcas se multiplicaron, fue hace casi un año, y lo de menos eran las marcas, lo de más fue que estuve a punto de morir. Mi hígado dejó de funcionar y a la vez empezaron a fallar algunos de mis órganos, subí 30 kg en 10 días por retención de líquidos y nadie sabía por donde empezar.. muchas veces estuve delirando y recuerdo que uno de mis pensamientos era que esto ya era el fin. Dure más de 30 días intoxicada, no podía caminar por mi misma, me dolía al respirar. Y sólo Dios sabe cuantas cosas más, en cada baño de agua fría, sentada en la regadera para que se me bajarán los casi 40° de temperatura, yo sólo decía entre sollozos: "Señor mío, Dios mio" como un grito de mi corazón hacia Dios, porque no entendía porque tanto dolor, porque tanta angustia, porque tanta incertidumbre. Pero con mis manos entrelazando la esperanza de que esto tenía un gran propósito, que había un milagro, que algún día todo esto terminaría y que podría verme orgullosa frente al espejo, abrazando cada una de mis marcas, cada historia que Dios me había permitido vivir, cada experiencia en la que Dios rugía dentro de mi y les gritaba a todos los pronósticos: "YO SIGO VIVO, EL MILAGRO ESTA POR SUCEDER", cada vez que el manto de la virgen me hizo sentir protegida y en paz conmigo misma en noches de tormentas. Cada vez que yo me sentía débil, insignificante, sola y pérdida y Él en su infinito amor me hacía sentir heroína aguantando dolores que creí que nunca podría aguantar.
Pero mi lado frágil, imperfecto y humano, me recordaba frente al espejo que a pesar de todas las bendiciones que Dios me estaba regalando, dolía. Dolía pensar que mi faceta de vanidad había cambiado, tal vez fue bueno conocer la humildad, pero mi feminidad estaba herida, estaba en pausa. Es dificil entender el porque de las cosas. Recuerdo que la segunda ocasión que salió de los doctores como diagnóstico la palabra 'cáncer', después de mí primer quimioterapia, el cabello volvía a caerse, fue tanto mi dolor, que una mañana en la que mi abue me dejó unos momentos sola, me arranque el cabello con mis propias manos, intentando tener el control de esta enfermedad, pero nunca lo tuve, nunca lo he entendido.

Tuve que enfrentarme al monstruo del espejo, todos los días en los que estuve estudiando y en quimioterapia al mismo tiempo, si bien yo no era la "típica universitaria", yo era "la que tiene cáncer", me costó tanto tener un nombre frente a los demás, aunque éste fuera acompañado de 'la que tiene cáncer'."Alejandra, la que tiene cáncer".

Quizá yo misma me he buscado este nombre, pues me abrí a contar y dar voz a algo que duele mucho.. pero muchas veces desearía que la enfermedad no venga adjunta a lo que soy. Trabajo a diario para que las cosas cambien, jamás dejaré esto, abrirme a contar cosas que muchas veces son tabú, abrirme a darle voz a mis compañeros de batallas que muchas veces sentimos lo mismo. Pero también, mientras Dios me lo permita, intentaré valerme de mí lema "tengo cáncer y sigo brillando" y no porque el cáncer me haga brillar, sino por que lo que soy me hace brillar.. mis debilidades me hacen brillar, mis defectos me hacen brillar.. todo por la gracia de Dios. Hasta que Dios me lo permita y siga llenándome de éste don, lo haré.


Hace mas de 8 meses que no recibo tratamiento alguno para el cáncer. Dios me ha bendecido con todo este tiempo para trabajar en mi, en todos los aspectos. Para madurar, crecer como persona y disfrutar de mis dias libres, de días "normales". El trasplante, hasta el dia de hoy, ha estado funcionando, asi que aunque aun queda un poco de actividad en mi cuerpo, no ha pasado absolutamente nada para que nos mortifiquemos. En este tiempo confirme lo que mi mamá me venia diciendo desde hace ya bastante tiempo; estas pruebas hicieron que mi corazon viva en paz, en armonia con lo que de verdad vale la pena. Estas pruebas me transformaron de una manera unica, fue doloroso -y mucho-, pero hoy, si existiera un espejo del alma, no tendria miedo de verlo. Estas pruebas me han brindado tantas experiencias, y con ellas, bendiciones. No se si sea lo suficientemente "bella" por fuera, pero hoy, hoy conozco lo que es verdaderamente "bello" por dentro. Día con día voy aprendiendo a abrazar a mi cuerpo, a acariciar cada una de mis marcas, a aceptarme frente al espejo. A quererme, amarme y respetarme, con todo lo que 
eso implica. Estoy aprendiendo a disfrutar del milagro que Dios ha hecho en mi vida. No, no soy Alejandra la que tiene cáncer. Soy Alejandra, la que disfruta pasar tiempo con sus amigas, la que le gusta bailar y reír. Alejandra, la que le apasiona su carrera y le gusta leer. Soy Alejandra, la que sueña con enamorarse por que cree en esas cosas del amor. Soy Alejandra, la que le gusta sentirse independiente cada vez que Dios me lo permite. Soy Alejandra, y también tengo una lucha, pero esa lucha no me hace a mi como ser humano; soy solo yo, no soy "la del cáncer", aunque aveces el espejo me lo quiera recordar.

Pd. Gracias por todo el apoyo y el amor que me han dado durante estos tres años de lucha. Siempre lo he dicho, mi lucha tambien ha sido la suya. Que Dios les multiplique las bendiciones.
Pd2. Voy a iniciar con una nueva etapa en el blog en la sección VOLUNTARIOS. Esta sección, ademas de servir como voluntarios en futuros eventos, también servirá para contar historias (muy aparte de las mías) de lucha contra el cáncer. Si eres o conoces a alguien que también quiera dar testimonio de las batallas que ha llevado con esta enfermedad, solo tienes que llenar el formulario de la pagina con el asunto "colaboración" y yo me contactare contigo. Es momento de compartir otras batallas!!

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