No tengo ni la menor idea de lo que suceda mañana, de lo que
Dios tenga preparado para mí a partir de mañana. No conozco mi futuro, ni tengo
ninguna certeza de él, pero hoy, hoy me siento plena, feliz, en paz. Hoy sueño
e intento alcanzar mis metas, hoy me pongo a prueba, y me digo a mi misma cada
vez que pienso que no puedo: "si puedes, si has podido". Hoy
agradezco cada una de las bendiciones que Dios me da sin siquiera merecerlas.
Hoy río por segundos, que últimamente parece que río por horas, pues esa risa
pasa por cámara lenta dentro de mi mente, como si supiera que mañana... mañana
yo no sé si pueda reír así.
Hoy disfruto la "monotonía" del día a día; muchos
le llaman así, yo le llamo milagro. Para mí es un milagro poder abrir los ojos
y que lo primero que yo vea sea la luz del sol pasando por mi ventana y no los
reflectores del hospital. Es un milagro poder levantarme de la cama sin ningún
cable enredado en mi cuerpo. Es un milagro arreglarme sin la ayuda de mi mama o
el cuidado de mi papa. Es un milagro poder bajar las escaleras, aunque muchas
veces mis rodillas truenan, pero las estoy bajando por mi cuenta, nadie me
ayuda, es un milagro. Es un milagro sentir los rayos del sol que queman y no
sentir el frió de todos los aparatos que usaban para el control de mi salud.
Hoy sonrío por la
lluvia, por el aire, por el sol y las nubes. Hoy reflexiono y le pido a Dios
por cada persona que se cruza en mi día y me regala un buenos días, buenas
tardes, un por favor y un gracias; y los siento como lluvia de bendiciones
hechos para que yo sonriera y tuviera un día feliz, y digo para mis adentros:
"cuan bella es la creación de Dios".
Hoy vivo y tengo que aceptar que disfruto del estrés de la
escuela, de la ciudad, de las pequeñas pero inevitables preocupaciones de todos
los días, y digo: "¡Gracias Señor!". Le doy las gracias por que hoy
es un proyecto final lo que me mortifica, hoy son todas mis ocupaciones las que
me quitan el sueño y no me dejan dormir, hoy es el poder caminar y caminar el
que hace que me duela el cuerpo, hoy son
mis hormonas, las películas, cualquier platica tonta las que me hacen llorar y
no el dolor o la soledad. Hoy beso a mi madre y abrazo a mi padre para
despedirlos, y ya no me da miedo el mañana, ya no los despido entre lágrimas
pensando en que tal vez no los vería, y
no es porque no pueda suceder nada mañana, sino al contrario, puede suceder
todo, pero hoy por hoy están a mi lado, y ese beso y ese abrazo los llevo hasta
el final del día como si fuera la fuerza que me impulsa a dar lo mejor de mi
hasta el último minuto de ese día.
Hoy pasan tantas cosas, hoy Dios me da tantos motivos para
sentirme amada y útil. Hoy Dios me demuestra que nunca me va a dejar sola, ni
siquiera en esos días "monótonos", él se hace presente en cada parte
de mi vida, hace que pasen cosas maravillosas, tan perfectas e increíbles, que
no me da ni tiempo para pensar en el mañana.
Como dice mi mamá: UN DÍA A LA VEZ.
Sé que el sentimiento de plenitud no es para siempre, lo
conozco perfecto y me conozco perfecto. Pronto serán tres años de vivir con
cáncer, y me sé de memoria el mar de sentimientos que esto conlleva. Pero HOY,
hoy le doy gracias, por estos últimos meses de subidas y bajadas, de grandes
sorpresas, de muchas bendiciones. En estos últimos meses me ha dejado hacer
muchas cosas que tenía pendientes y me sorprendió con muchas otras que no
estaban en mis planes, me ha dado la fuerza para disfrutar cada minuto de cada día,
incluso aunque mi salud no fuera la mejor. Dios es el que tiene la última
palabra.
Como ya dije, no sé qué suceda mañana... en unas cuantas
semanas vuelvo a realizarme el PET para ver (de nueva cuenta) como sigue el
cáncer, como va mi médula a casi 7 meses del trasplante. En unos días voy con
el neumólogo a que me baje o me suba la dosis de cortisona, la última vez me
dijo que mis pulmones solo funcionan un 40%. Y a veces creo que Dios se ríe
cuando los doctores me dan noticias así, cuando Dios quiere que las cosas
pasen, pasan. Así que por hoy no tengo miedo, mañana, mañana ya Dios dirá.
"Por eso no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestra condición física se vaya deteriorando, nuestro ser interior se renueva de día en día. Porque momentáneos y leves son los sufrimientos que, a cambio, nos preparan un caudal eterno e insuperable de gloria; a nosotros que hemos puesto la esperanza, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas".2 Cor 4: 16-18

Las dificultades nos enriquecen. Nos trasladan del plano de la cotidianidad superficial y el ajetreo de la vida moderna a la dimensión espiritual, que es más profunda. Así mismo, al percibir el poder divino y ver como Dios nos saca adelante en situaciones difíciles, aumentan nuestra fe y nuestra esperanza en que Él velará por nosotros cualesquiera que sean las tempestades que se nos presenten.
ResponderEliminarTe felicito, enfrentas con mucha temple la enfermedad, expresas lo que yo jamás he podido hacer, casi todos tus comentarios me han llegado directamente al corazón, quisiera ser como tu, por desgracia solamente finjo valor, pero por dentro tengo mucho miedo (también estoy enfermo). Un gran saludo y abrazo, espero que superes todo.
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