Me llamo María José López Guerra soy de las Islas Canarias, España y hace 13 meses me diagnosticaron un tumor neuroendocrino pancreático en estadio IV con metástasis hepática. En ese momento tenía 44 años y una niña de 5. Creí que se habían equivocado, no podía ser, yo no tenía ningún síntoma, sólo me habían salido unos valores raros en unas análiticas rutinarias.
Me ingresaron rápidamente y me hicieron todo tipo de pruebas, veían la metástasis pero no encontraban el tumor. Un día llamaron a casa después de un mes de pruebas, me pareció que la doctora estaba contenta y pensé - ¡lo sabía, se habían equivocado! -. Pero no, estaba contenta porque no tenía un adenocarcinoma (como creyeron en un principio) sino un tumor de crecimiento lento que daría la oportunidad de tratarlo. Y así me enviaron a la oncóloga . Ella me explicó que era incurable pero que podía tratarlo para mantenerme. Que tenía esperanzas en que un día aparecería un tratamiento. Empecé en Mayo del 2015 con quimioterapia intravenosa, durante 6 meses, tres sesiones cada 21 días.
En octubre me hicieron una quimioembolización hepática y en noviembre me pasaron a quimioterapia en pastillas. Además me pinchan una vez al mes un antitumoral y hace 15 días me hicieron la segunda parte de la quimioembolización hepática. Ahora mismo estoy bastante bien aunque con el cansancio propio de la quimio, que sigo tomando durante 15 días y descanso otros 15. No he necesitado psicólogo, decidí que no le iba a conceder al cáncer más de un minuto al día y así procuro hacerlo.