JUANITA | MAMÁS QUE BRILLAN | REZO POR TI

10.5.16

¡Hola! ¿Cómo va su semana?, la mia un poco ajetreada, pero muy agradecida con Dios por este mes de festejos a las mamis. Hemos estado de fiesta en el blog, y eso llena mi corazón de alegría.
Hoy nos comparte su testimonio Juanita, quien es madre y abuela, además de ser una mujer valiente, no sólo por la enfermedad, sino por la serie de batallas que ha tenido a lo largo de su vida. 
Cada testimonio que leo, remueve en mi corazón tantas cosas, y me hace admirar cada vez más a todas las madres.


Hola, buenas noches, mi nombre es Juanita, tengo 54 años y resido en México, soy madre de 3 hermosos hijos con los que Dios me bendijo: Alejandra la mayor de 30 años, Roxana de 24 y Andrés de 15, así mismo, soy esposa de un hombre maravilloso con el que llevo ya muchos años de casados. Somos una familia muy unida, si bien mis hijas ya están casadas, soy abuelita de una nenita muy bonita y alegre, que es el corazón de la familia, además de mis dos yernos a quienes quiero mucho.

Iniciare mi historia si ustedes me permiten desde hace mucho tiempo, ya que hace falta para entender el contexto en el cual me notificaron el diagnóstico de cáncer y su impacto. Desde los 19 años empecé con infecciones de vías urinarias, está de más decir que estas infecciones me mantenían con fiebre por al menos 1 semana, mientras hacía efecto el antibiótico.

Con todo y ello seguí mi vida feliz y muy productiva, al poco de nacer mi primera hija me titule de licenciada en Biología y me divorcie. Posteriormente, emigramos ambas buscando un nuevo trabajo, fueron años de muchas carencias económicas donde apenas nos alcanzaba el dinero para el día a día,  pero siempre juntas mi hijita y yo, siendo ella mi principal fuerza y recompensando con creces todos los sacrificios con un “te quiero mamita”. Cuando mi hija tenía 3 años, migramos nuevamente para hacer mis estudios de maestría gracias a una beca que me otorgo el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Fueron 3 años de trabajo arduo y con mi hija a mi lado, mientras mis amigos terminaban sus exámenes y se iban a festejar a algún bar, yo festejaba con mi hija y fue en ese periodo que conocí a mi actual esposo, quien también estudio su maestría en el mismo lugar. Cuando mi hija tenía 6 años,  mi esposo y yo nos casamos y se convirtió en un padre ejemplar para mi hija, al año llego su hermanita, una  niña hermosa como un ángel, una verdadera balita y el alma de las fiestas a donde quiera que iba y entre yo a trabajar en un centro de investigaciones.

Así pasamos un tiempo muy feliz, mis hijas crecieron y cuando mi segunda hija tenía 4 años y Alejandra 10 años, decidimos ambos papas irnos a hacer el doctorado con permiso de nuestros respectivos trabajos, mismo que duro 4 años, claro, acompañados en todo momento de mis hijas. A nuestro regreso del doctorado nace Andrés (él bebe Gerber le decían por lo guapo que estaba) y me estreno  nuevamente como mama de un bebe, una niña queriendo ser joven (que además nos traía como loquitos porque quería participar en todas las actividades escolares y sociales de sus compañeritas) y una adolecente en plena rebeldía.  Al poco tiempo entro yo como coordinadora de la Unidad del Centro donde laboro, a cargo de aproximadamente 40 personas, con mucha responsabilidad y con varios proyectos de investigación a mi cargo. Por supuesto que mi familia también lo sufrió (mi marido es exitoso en su trabajo), fueron 2 años de mucho trabajo intelectual, físico, emocional, mi hija mayor migra a otra ciudad a hacer su licenciatura en biología y la segunda entra a secundaria. En una de las visitas a  mi hija, de regreso a la ciudad en un semáforo en alto nos chocaron por la parte de atrás de la camioneta y fue tan fuerte el impacto que nosotros chocamos al de adelante. Por suerte para nosotros no hubo heridos pero si el famoso latigazo en el cuello, al poco tiempo deje la coordinación del centro para dedicarme de lleno a mi trabajo como investigadora.

A los 6 meses de todo esto, inicie con dolores muy agudos en todo el cuerpo, se me olvidaban las cosas, cosas muy raras me pasaban, además debo comentarles que las infecciones de riñón cada vez eran más frecuentes y fuertes, al extremo que cuando mi segunda hija cumplió sus 15 años le hicimos una fiesta y no pude ir a su misa (algo que me dolió hasta el alma), porque estaba en casa con suero para que me bajara la fiebre y la infección, aunque si hice el esfuerzo de ir un rato a la fiesta. Después de mucho peregrinar (1 año completo) buscando médicos que me dieran un diagnóstico, llego finalmente: Fibromialgia, una enfermedad que en ese tiempo era desconocida y que gracias a Dios hoy se sabe más de ella y sus múltiples síntomas. Para entonces ya de 45 años, llegaba a ser tan fuerte el dolor en todo el cuerpo, que hasta morfina me ponían y no se me quitaba el dolor, era una calidad de vida muy deteriorada, mi hija menor hasta la fecha no me perdona que yo no quisiera salir casi con ella, como lo hacía con su hermana, pero era porque no podía, caminar 2-3 calles era un verdadero sufrimiento.




¿Qué disparo la fibromialgia? Hasta la fecha los médicos no saben que la causa, se sabe que es una enfermedad crónica que se debe a una alteración del sistema nervioso central que hace que el dolor se agudice y no hay medicamentos que la curen, además que desencadena múltiples trastornos, entre ellos hipotiroidismo, como me lo causo a mí. En una  ocasión me encontraba llorando en el baño porque mi vida se había disminuido mucho de calidad y de repente, recordé que mi cuñado se encontraba en esos momentos en quirófano luchando por su vida con una operación a corazón abierto, entonces me dije: Juanita, tu vida no se ha acabado, ya no podrás hacer lo mismo que antes porque el estrés te causa mucho dolor, pero no te estas muriendo, puedes dar mucho de ti, así que ¡Para adelante!. Empecé a buscar en la medicina naturista y me toco la enorme fortuna de toparme con un médico que creyó en mí y me ayudo enormemente a quien siempre estaré plenamente agradecida, el me ayudo a recuperar mi vida y a controlar gran parte de los síntomas más estresantes, me ayudo a encontrarme conmigo misma nuevamente.

Desafortunadamente el riñón seguía dando problemas y en 2012 se me atravesó una piedra en el riñón que hizo  que me diera septicemia y baste decir que tuvieron que reanimarme tres veces, estuve en terapia intensiva en dos ocasiones, en una de ellas llegue a “ver la luz” y si eso es lo que nos espera más allá, créanme que es algo realmente hermoso. Desde entonces me hice más espiritual y lo primero que hice después de que salí del hospital, fue escribir una carta a mis seres más queridos, mis hijos y mi marido, diciéndoles lo valioso que son cada uno de ellos para mí y todo lo que me hubiera quedado sin decirles de haberme ido, es una verdadera lástima que cuando estamos aquí, creemos que tenemos la vida asegurada y no nos tomamos el tiempo para abrazar a nuestros hijos, para decirles lo que significan en nuestra vida. Desde entonces inicio una serie de intervenciones quirúrgicas que me llevaron a que en septiembre del 2014 me quitaran el riñón.

Cuando ya estaba retomando nuevamente mi vida, en julio de 2015 inicie con fiebre recurrente de 38-38.5 grados que duraban hasta 1 semana, de origen desconocido, con sudores nocturnos y tos frecuente. Inicialmente pensaron que era de vías urinarias, iniciaron N estudios y en un ultrasonido pélvico interno llega un primer indicio: al menos 4 nódulos linfáticos inflamados de más de 2 centímetros en el área iliaca (abdomen). De ahí varias tomografías simples y de contraste confirmaron la presencia de múltiples nodulaciones en la zona retroperitoneal (zona profunda por detrás del abdomen) y me pasan con el cirujano oncólogo, quien nos menciona (iba mi hija conmigo) que podían ser ganglios reactivos o linfoma y que había que hacer operación para extraer los ganglios que estaban en una zona muy profunda. En noviembre de 2015 programan cirugía (otra más) de abdominoplasia para extraer ganglios y hacer biopsia, misma que llego hasta 20 días después, tiempo en el cual, tanto mi esposo como yo leímos todo lo que llego a nuestras manos sobre ganglios reactivos y linfoma, fue un periodo de oscurantismo para toda la familia, mucha incertidumbre, mucho no saber que pasara posteriormente e incluso llegue a decirle a mi esposo que si me diagnosticaban con cáncer, yo no quería que se quedara a mi lado solo por lastima, a lo que él respondió: somos un equipo y los equipos siempre están unidos, tu y yo no somos una pareja cualquiera, somos para toda la vida. Mis hijas aunque trataban de ocultar lo que sentían, se les notaba la tristeza en su rostro, en más de una ocasión me tocó verles los ojos llorosos y mi hijo, totalmente desconcertado.

Finalmente el diagnostico llega en los primeros días de diciembre de 2015: Linforma de Hodgkin en etapa II-B. Por supuesto que creo que todos lloramos y en particular yo me pregunte: ¿porque yo, porque yo? Y ahora creo que la pregunta correcta es: ¿porque yo no? ¿Que me hace diferente o que me asegura la salud para no tenerlo? NADA. Cuando la hematóloga platico conmigo, me dijo: quítate de la cabeza que cáncer significa muerte, ahorita hay mucho adelanto médico y nuestra meta es ir por él y desaparecerlo, vamos con todo. Creo que nos dejó más calmados y nos planteó el esquema de quimioterapia de 6 a 8 ciclos de 2 sesiones cada 5 días con el protocolo ABVD, según esto, uno de los más benévolos y con pocos efectos adversos.

En enero de 2016 inicio la primer sesión que originalmente era ambulatoria, mientras me pusieron los químicos no hubo problemas, pero entre el hospital y la llegada a la casa, empiezo a sentirme mal y llegando fiebre, vómitos a mas no poder, mareos, dolor de cabeza terrible y múltiples complicaciones, mismas que duraron toda la primer semana, llamadas y llamadas con los doctores.

 En verdad que las quimios son muy fuertes, al menos para mí, la doctora dice que es porque tengo mucha sensibilidad a los fármacos y con un solo riñón la cosa se complica más. Actualmente llevo ya 8 sesiones de quimio (termine el cuarto ciclo) y recién me acaban de hacer tomografía y análisis para ver cómo va desarrollándose todo. Que si me he sentido deprimida?¡por supuesto que si¡ al extremo que solicite ayuda sicologica y me han dado terapia cognitivo-conductual, a la fecha 2 sesiones que me han ayudado bastante. Así mismo me suscribí a varios grupos en las redes sociales y el ver casos de éxito y casos mucho más complicados que el mío, con verdaderos guerreros, hace que dimensione mejor  mi situación y me anima a seguir adelante.

¿Cómo ha impactado a mi familia? Mucho, económicamente, anímicamente, moralmente. Pero hemos aprendido que nos tenemos que decir más seguido te quiero (aun mi hijo que es más arisco que un gato), disfruto mi día a día, duro normalmente 4-5 días en recuperarme de la quimio y normalmente falto 3 días a mi trabajo, pero el resto del tiempo, estoy trabajando, porque necesitamos los ingresos, porque me gusta mi trabajo y porque si no me mantengo ocupada, no sé qué haría, bien dicen que la ociosidad es la madre de todos los vicios.
Trato de hacer que mis hijos aprendan que lo más valioso de la vida, no es lo que te da el dinero, sino lo que no cuesta, el ver el sol todos los días, el respirar el aire, el ver las flores, las aves, como crece la vida, el disfrutar el día a día, cada día tiene su propia preocupación. A esta vida venimos a dos cosas: a ser felices y hacer felices a los demás. Adoro a mi gran familia, mis padres, mis hermanos, mi suegra hermosa, mis cuñados, todos ellos pendientes de nosotros.
Siempre hay gente que te quiere bien, así como hay gente que aprovecha que estás pasando por un mal momento para tratar de sacar provecho en su beneficio y empiezan a criticarte, a esa gente le digo, que si alguien critica a otro en una condición vulnerable, eso lo hace una persona de muy poca calidad moral y humana y no vale la pena perder el tiempo con ellos.

Mi familia está a mi lado, mis hijos dándome amor, mi marido siempre pendiente de lo que tengo y a mi lado en cada quimio, aun cuando estoy internada en cada sesión él no me deja sola. Yo estoy muy animosa y sé que saldremos delante de esta y muchas más, esta batalla es de guerreros y guerreros fuertes, de corazón valiente y rostro en alto, ¡aunque estemos pelones!

Juanita sin duda alguna es una MAMÁ QUE BRILLA.
Gracias Juanita, por compartir tu testimonio con todos nosotros.
¡ESTAMOS REZANDO POR TI!

¿Tú también quieres compartir tu historia o la de alguien más?
Sólo llena el formulario aquí o mándame un mensaje a través de mi página de facebook.
Nos leemos hasta el próximo miércoles,
BENDICIONES,
ALEJANDRA 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Sus comentarios me hacen sumamente feliz!: