MI PIE ME LLEVÓ AL HOSPITAL

8.6.16

Las ultimas semanas han sido de mucha productividad para mi, he estado muy ocupada con cosas de la escuela, y otros proyectos que tengo. Me gusta saber que estoy ocupada, me gusta anotar días, reuniones y notas importantes dentro de mi agenda y ver que de alguna manera, Dios me regala la esperanza de poder planear. Sin embargo, tengo que confesarles que espiritualmente, me he sentido un poco decaída, y no porque sienta que Dios no me escucha, sino porque muchas veces lo que El me dice no es lo que quiero oír o saber, y a veces reniego de cosas por las que no debería de renegar.
Soy un humano, y lo se. Y también se que el escucha absolutamente todo lo que mi corazón siente.

Ya lo he comentado en varias ocasiones, y lo vuelvo a repetir, mi relación con Dios, es la mejor relación que pueda tener en mi vida. Lo siento siempre, aunque hay personas que dicen que no siempre se siente.. pero de verdad, yo lo siento, y esta aquí. Sabe lo que necesito, lo que me ayudará, lo que me consolará, lo que me guiará y hará de mi una mejor mujer. Y bueno, estos días no han sido la exepción de hacer algo tan ordinario, tan del mundo; algo extraordinario y lleno de sabiduría.

El día de ayer me doble mi tobillo en la escuela, y caí sobre el, pensé que no sería nada grave, pero resultó ser un esguince, así que en estos momentos me encuentro con mi pie izquierdo inmovilizado y utilizando muletas para poder "moverme" (aún no domino esta habilidad de caminar con muletas) hasta nuevo aviso.

Dios no se quedó con las ganas de enseñarme algo, utilizando mi torpeza de caerme. Y lo hizo. Y cómo siempre lo hace: con recuerdos.
Mis papás me llevaron al hospital, el mismo que me ha visto reir, llorar, gritar y cantar; al que llamé en algún momento mi segundo hogar. 
Me llevaron al área de urgencias, y justo en esa área, fue en la que me recibieron la última vez en el hospital para atenderme. Mientras me llevaban en silla de ruedas al consultorio 3 del área de urgencias, me llevaban por aquellos pasillos que pude reconocer de inmediato. El área de camillas y sus cortinas blancas, el área de recepción con doctores cansados y dispuestos a cualquier urgencia, y sobre todo, reconocí aquel cuarto de observación en el que me tuvieron la última vez.

En aquella ocasión, tenía apenas 1 día de haber salido del hospital, dormí en la habitación de abajo porque no podía subir las escaleras de lo débil que estaba, y me quedé ahí toda la noche.. y sólo recuerdo haber cerrado los ojos, y abrirlos porque mi mamá me estaba sacudiendo para que reaccionara. Era un sábado, y mis papás fueron a trabajar como todos los días, y mientras, mis hermanas se quedaban cuidando de mi, ellas no quisieron despertarme, porque creían que estaba descansando, así que no me movieron en toda la mañana. Fue hasta que mi mamá llegó, aproximadamente a las 3 de la tarde, y se dio cuenta que estaba ardiendo en fiebre, amarilla, e inflamada de mi estomago.
Abrí mis ojos y pude ver el rostro de mi mamá preocupada. Sentía mucho frío, mucho sueño, sólo quería cerrar mis ojos, cubrirme con las cobijas y dormir. Pero mi mamá no me dejo, y me subió como Dios le dio a entender al carro. Tengo muy vagos recuerdos de aquel momento, pero lo que si recuerdo, era que mientras íbamos camino al hospital, yo sollozaba que tenía mucho frío, y comencé a temblar.

Fue en esa área, en urgencias. Me llevaron en silla de ruedas por aquellos pasillos y me metieron directamente en el área de observación. Recuerdo que había mucho movimiento, doctores caminando una y otra vez, los veía a través de la puerta que dejaron entre abierta. Enfermeros que llegaban a checar mis signos vitales y la temperatura de mi cuerpo, luego llegaron a darme medicamento para bajar la fiebre por las venas. Los químicos, que bajaron a realizarme los análisis de sangre.. y mucho tiempo después, me subieron a piso para estabilizarme.
Dure un mes en el hospital, considero que ha sido el mes más dificil de toda mi vida. Y ayer, con mi caída, lo recordé.

Creo que lo más difícil de estar sin un pie, es tener paciencia. Y yo, yo no soy paciente, aunque muchas personas lo crean. No lo soy, y Dios lo sabe.. sabe que mientras el me decía "espera", yo le hacia un millón de preguntas. Mientras el repetía "espera", yo me adelantaba a lo que yo creía que era lo mejor para mi. Mientras el insistía en el "espera", yo me apresuraba a vivir cosas que al final no me hicieron feliz. Mientras la enseñanza en mi vida era ser "paciente", yo me comía los días desesperadamente por miedo a que fueran mis últimos.

¿Por qué les comparto mi recuerdo? Porque ese recuerdo que puso Dios en mi mente, pertenece a una de las batallas con la paciencia más grande. Porque en aquel momento, tenia muchas preguntas, pero no había ni una sola respuesta, pero esperé. Porque en aquel momento, sentía que mi vida se desvanecía y que yo estaba dejando de ser yo, pero esperé. Porque en aquel momento, deseaba hacer tantas cosas, pero esperé. Esperé, y hoy estoy aquí hablando de aquello como solo un recuerdo.
Un recuerdo que me puede seguir enseñando tanto sobre cómo Dios obra en mi vida.

La paciencia es una virtud que se trabaja, y se que en estos momentos necesitaba trabajarla. Hoy agradezco a Dios, porque ayer regresé a aquel lugar que en aquellos momentos me enseñó tanto, porque al regresar, volví a aprender. Hoy agradezco que mi visita a ese lugar sea la causa de ser "despistada" por estar con la mente llena de todas las cosas que Dios me encarga, y que no haya sido porque el cáncer estaba haciéndole ruido a mi vida.
Esto me lo dijo mi mamá ayer, mientras mi papá, mi mamá y yo reíamos a carcajadas por mi desequilibrio con las muletas. Ayer lloré y reí (bastante). Dormí por primera vez, después de esa última vez en urgencias, en la habitación de abajo, justo al lado de la de mis papás. Dormí en casa, con mis hermanas en los cuartos de arriba, mis papás justo al lado, con una pierna muy buena y fuerte, y con un montón de sueños que Dios me ayudará a cumplir. ESTOY VIVA.

¡BENDICIONES!,
ALEJANDRA

4 comentarios:

  1. ERES MASOQUISTA, SI DIOS EXISTIERA NO PERMITIRIA QUE TE HICIERAS DAÑO DE NINGUNA MANERA, TAMPOCO TENDRIAS CANCER

    PERO BUENO, COMO DICE EL DICHO, ES MAS FELIZ EL TONTO QUE EL INTELIGENTE

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    1. Hola! No, no soy masoquista. No, no me gusta el dolor. Pero si, el dolor es parte de la vida, y hay que aceptarlo. Es parte de nuestro libre albeldrio.
      No voy a intentar convencerte de lo que yo creo, que es el amor misericordioso de Dios, pero si te voy a pedir que respetes en lo que yo y muchos de aquí creemos.

      El blog está hecho para hacer comunidad de sobrevivientes. Una comunidad POSITIVA.
      Si tus comentarios son positivos, ¡BIENVENIDO!

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    2. Smiles y lo que tú dices ¿te hace ser inteligente? No seas ridículo jaja jaja vayase a otro lado con su amargura y respete.

      Ale no paso mucho por aquí ojalá estés mejor, saludos.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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